En el fragor electoral Gustavo Petro afirmó hoy que, si es elegido presidente, unas de sus primeras acciones será informar a Enrique Peñalosa que no irá el metro elevado sino el subterráneo.
Mientras tanto, en una carrera contra el tiempo, el actual gobierno nacional quiere neutralizar esa opción y allanar lo que más pueda el camino al alcalde Peñalosa para dejar asegurada la obra del metro elevado.
Un último paso para dejar a la Empresa Metro encaminada para buscar, vía préstamos, los 7.8 billones de pesos se dio ayer cuando la Comisión Interparlamentaria del Congreso, dio el aval para que la nación apruebe la garantía para la consecución de esos recursos en la banca multilateral.
Noticia que no debió gustarle mucho a Petro porque limitaría, y en mucho, su capacidad de cerrarle el camino al metro elevado que pretende construir Peñalosa, en razón a que con créditos comprometidos sería muy difícil reversar la obra.
Sin embargo el reloj sigue siendo el enemigo del gobierno distrital porque los plazos parecen darle poco margen de maniobra para dejar la obra amarrada antes que se posesione el nuevo presidente.
El Director Nacional de Planeacion, Luis Fernando Mejía, aseveró que lo que viene ahora es el compromiso del Distrio de abrir prepliegos de licitacion del proceso, lo que podría ocurrir máximo en los próximos cuatro meses, y solamente hasta el segundo semestre de este año abrir licitación propiamente dicha, para finalmente adjudicar la obra en el 2019.
La rapidez de la Empresa Metro para garantizar los empréstitos es vital para afianzar la continuidad del cronograma y pareciera que va bien, si se tiene en cuenta que ya están avanzados compromisos con el Bnaco Interamericano de Desarrollo, BID, dispuesto a aprobar dos operaciones crediticias por 600 millones de dólares y 400 millones de euros que llegarían vía crédito del Banco Europeo.
Ahora el calendario marca fechas trascendentales para esa obra pero la principal para las aspiraciones de Peñalosa de llevar a buen puerto el metro elevado, es el 7 de agosto cuando se posesione el nuevo presidente y resulta simple imaginar que el alcalde, como lo ha dicho, apostará porque Petro no sea el elegido.