El intento revocatorio a Peñalosa

Conocedor de las responsabilidades que como comunicadores en un medio masivo tenemos, es deber buscar la sindéresis y el aplomo para expresar argumentos que propendan por construir y no lo contrario.

Esa razón había generado que intencionalmente nos abstuvieramos de abordar el tema del proceso que algunos políticos y movimientos sociales decidieron comenzar, no de ahora, sino casi paralelo al momento en que se posesionó el alcalde Enrique Peñalosa y que busca su revocatoria.

Encontrarme ayer de cara con activistas que aprovechando la presencia masiva de gente que decidió protagonizar otro bloqueo al sistema Transmilenio, buscaban firmas para el mencionado proceso revocatorio del alcalde, nos obliga a marcar varias reflexiones.

La primera es dejar claro que es incomprensible la posición de quienes pretenden desconocer que la figura de la revocatoria existe y que siendo así, pues no se podía descartar que se fuera a intentar contra un alcalde que concentra tal nivel de amores y odios. Aquí es necesario el realismo político.

Otra cosa es que quienes lo lideran, atomizados en su esfuerzo muy probablemente por vanidades y deseos de protagonismos personales, no hayan sustentado la necesidad de esa revocatoria con argumentos aterrizados, coherentes y demostrativos de la incapacidad de Peñalosa para gobernar la ciudad.

Lo que se escucha es en cambio un reclamo de quienes ya no gobiernan Bogotá para que se siga orientando como ellos pretenden, olvidando que perdieron las elecciones y que ejercer la oposición no pasa por querer imponer programas de gobierno.

Sin duda el alcalde Peñalosa con su estilo muy particular adosado en la actualidad con actitudes y expresiones contestatarias  y con espejo retrovisor permanente sobre lo que fue el gobierno Petro, aviva el sentimiento de quienes, viudos ahora de poder, no terminan por entender que no pueden convertirse en obstáculo constante.

Y es que el proceso revocatorio no puede convertirse en una etapa en que quienes lo promuevan pretendan que la ciudad debe paralizarse, que las obras y proyectos del gobierno deben quedar en el limbo. No. Muy a su pesar hay alcalde, hay programa de gobierno, fue el que ganó las elecciones y mientras no cambie el escenario, la ciudad debe seguir adelante con ese programa de gobierno.

Ahora. Lo que no puede hacer carrera, y no sé porque lo sospeche ayer cuando pedían mi firma para la revocatoria en medio de un bloqueo a Transmilenio, es que se desate una campaña organizada y sistemática para alterar la ciudad con el fin de caldear el ambiente y crear una escenografía que muestre a la ciudad inviable y justifique la revocatoria del alcalde.

A eso los ciudadanos de bien no pueden jugarle. Respeto en democracia a quienes no comparten el gobierno Peñalosa y exigencia de respeto en democracia a quienes siendo opositores, deben entender que hay otros caminos para hacer sentir su voz, entre otros un intento de revocatoria adelantando pacíficamente.

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