La cifra no puede ser más sobrecogedora: En Bogotá en lo corrido de este año 1.522 menores de edad, si.. niños o niñas han sido explotados sexualmente… Serán en unos años adultos, que como resultado de una niñez que les robaron, volcarán su frustración contra una sociedad que no supo defenderles sus derechos…
Y como generalmente pasa los chicos atacados sexualmente en la ciudad pertenecen a mundos donde la pobreza que desemboca en escasas casi nulas posibilidades de acceso a la educación los convierte en fáciles objetivos de quienes miserablemente escojen a esos chicos para lucrarse económicamente.
Localidades como Ciudad Bolívar, Mártires, Bosa, Kennedy y Santa Fe se reportan como las de más alto riesgo para los infantes que cada día al levantarse quedan expuestos a que su destino se tuerza inmisericordemente convirtiéndolos en habitantes de un mundo que no les pertenece y al que llegan por una mezcla incomprensible pero real donde se confunden razones de tipo cultural, social, de desigualdad, pobreza, abandono y baja autoestima.
Pero si eso de por sí no fuera grave con quienes no son el futuro sino el presente de un país, como son los niños, es que fenómenos como estos no sacudan los cimientos de nuestra sociedad y obliguen a una cruzada innegociable contra las razones y los ejecutores de estas violaciones contra el derecho de los niños a tener una infancia feliz que garantice ciudadanos valiosos en un futuro.
Muestras de que afirmaciones como la de que somos una sociedad enferma no están lejos de la realidad es que en Bogotá en promedio 2 mil niños sean al año explotados sexualmente y el hecho quede formando parte del paisaje.