A propósito de la simplificación tributaria

Partamos de una realidad y es que en Bogotá y en general el país la carga tributaria es superior a la de otras ciudades y países del mundo y a eso debemos sumarle una estructura tributaria que es realmente caótica.
Los habitantes de la capital hemos sido notificados esta semana de la aprobación en el Concejo de un proyecto que se tituló de “simplificación tributaria” que apunta a solucionar lo segundo pero que en opinión de especialistas deja intacto lo primero.
Y esa reforma tributaria que se discutió en el cabildo distrital tuvo como eje central el segundo impuesto más dinámico en recaudo que tiene la ciudad como es el predial cuyos contribuyentes son todos aquellos dueños de predios. En su cobro a partir del año entrante se buscó evidentemente una reforma que incluye lo de forma, cobro por cuotas y de fondo adopción para su cobro del avalúo catastral en cambio del estrato y tarifas de aplicación que parten del 5.5 hasta el 11.3 por mil.
Y ahí comienza la incertidumbre para muchos dueños de predios que ya se preparan, especialmente los de la denominada clase media, para enfrentar un aumento notorio en su impuesto predial.
Los defensores del proyecto de simplificación tributaria trabajan sobre la bondad del proyecto en el impacto que tendrá el cobro del predial en los estratos 1 y 2, hecho que resulta sin duda muestra de equidad tributaria en el entendido que quienes tiene más deben pagar más impuestos a cambio de quienes tienen menos.
Pero esa clase sándwich, estrato 4, que no tiene defensores queda en el peor de los mundos ante la realidad que será impactada por el cobro del predial bajo el nuevo esquema sin que se tenga en cuenta cómo es el comportamiento de sus ingresos.
Ahora bien un agravante más frente al futuro del cobro del predial en la ciudad basado en el avalúo catastral. Es conocido que los avalúos de los predios difieren en mayor o menor medida de los avalúos comerciales, es decir aquellos valores de los predios que surgen de la dinámica del mercado inmobiliario. Ese fenómeno obliga a un proceso permanente de actualización catastral que no es otra cosa que ir acercando paulatinamente el avalúo catastral al avalúo comercial lo que implicará un aumento fuerte y constante hacia el futuro del cobro del impuesto predial.
Dirán muchos que resulta justo que si un predio tiene un valor comercial alto su propietario pague un predial coherente con esa condición pero responderán otros que si bien eso será tributariamente equitativo con los estratos altos no lo será con quienes no pretenden vender su predio y en consecuencia beneficiarse de ese aumento del valor comercial de su predio. Sencillo: Quieren su casa para vivir y no para venderla.
No son pocos los que consideran que el Concejo debió estudiar casos si bien no tan específicos, lo cual es imposible, si muy evidentes de grupos poblaciones a quienes se les hará imposible con sus ingresos por ejemplo vía mesada pensional, enfrentar los sensibles aumentos a partir del año entrante en el cobro del predial.
En suma no es difícil advertir que las protestas ciudadanas reaparecerán cuando comiencen a llegar los cobros del predial y desnuden algunas inequidades en su cobro que bien podrían haberse estudiado en el Concejo sin que deformara de fondo el espíritu del proyecto de simplificación tributaria tendiente a facilitar su pago a amplias grupos poblacionales.
Será entonces cuando de nuevo una frase de combate de quienes se ven desbordados por el cobro del predial adquirirá mayor sentido: Muchos bogotanos tendrán que vender sus predios para pagar el impuesto.
Mientras tanto…. Los constructores estarán como chulos atentos a decisiones de esta índole para caerles a los atribulados vendedores de su casa de siempre y les brillarán los ojos imaginando sus utilidades con construcciones en altura sepultando en muchos casos barrios que encierran una rica historia de la ciudad.

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