Acostumbrados como estamos los bogotanos a no reconocernos nada y en cambio ser obsesivos críticos, a veces hasta sin razón, resulta importante destacar un hecho positivo que encumbra un acto que va más allá de la solidaridad y trasciende a lo sublime y profundamente humano.
Argumento de muchas películas tomando el hecho de la realidad, no resulta extraño para todos cómo se puede seguir viviendo en cuerpo ajeno cuando una vez idos a otra dimensión, algún órgano de nuestro inerte cuerpo puede insuflar vida a otro ser humano.
Entró en vigencia en Colombia una ley que sentencia que si usted en vida no deja explícita su negativa a ser donante de órganos, al momento de fallecer si la ciencia médica lo considera puede hacer uso de esos órganos o tejidos servibles para extender la vida de alguien urgido de una donación o trasplante.
Pues resulta que a propósito de la nueva ley me puse en el trabajo de saber que ciudad del país es líder en donación de órganos y tejidos y fue fácil encontrar que es Bogotá. Algunos desabridos dirán que es lógico en razón a su tasa de población respecto a otras ciudades, pero desconocerán que en otras regiones son tan mínimas las donaciones que no se compadecen con el número de sus habitantes.
El año pasado en Bogotá se realizaron alrededor de 220 trasplantes, de los cuales 161 fueron con órganos provenientes de donantes en muerte encefálica y 47 provenientes de donantes vivos. De éstos, 147 fueron trasplantes renales (71%), 45 trasplantes hepáticos (21.5%), 9 trasplantes cardíacos (4%), 3 de pulmón (1.5%) y 4 trasplantes combinados riñón-hígado (2%).
Con los órganos y tejidos donados por habitantes de Bogotá se adelantó el trasplante de 422 órganos, de los cuales 286 fueron de riñón, 101 de hígado, 17 de corazón, 9 de pulmón y 9 de riñón–hígado.
Aún estamos ciertamente lejos de registros a nivel mundial donde desde hace más de una década España es líder en la lista de países con más cantidad de donaciones y trasplantes de órganos. De acuerdo con cifras del Ministerio de Sanidad de ese país, nada más en el 2014 , España batió su propio récord con 4.360 trasplantes y una tasa de donación de 36 personas por millón de habitantes, cuando la media europea es de 19.
En Colombia, el mayor porcentaje de pacientes en lista de espera corresponde a la población masculina (55.4%). De 1.334 hombres en espera de un trasplante, 75% se encuentra en edades entre los 19 y 60 años, siendo el grupo de edad con mayor necesidad el de 19 a 45 años (587 pacientes), siguiéndole el grupo de 46 a 60 años con un total de 415 pacientes, es decir, población en edad productiva.
Por su parte, el 44.6% de la población en lista de espera corresponde a mujeres, de las cuales el 74% está entre los 19 y 60 años. De las 1.056 mujeres en espera de un trasplante, 485 se encuentra en edades entre los 19 y 45 años y 295 entre los 46 a 60 años.
En la capital de la República actualmente existen 11 Instituciones Prestadoras de Salud (IPS) que trasplantan órganos, todas inscritas en la Secretaría Distrital de Salud, tal como lo establece la normatividad legal vigente. Igualmente se encuentran inscritas 22 IPS para trasplante de córnea, 6 para médula ósea, 9 para válvulas cardíacas, 17 de tejido óseo y 9 que realizan implantes de piel.
Adicionalmente, en el Distrito se coordinan los tres bancos de tejidos para córneas, piel y hueso, dentro de los cuales se encuentra el Banco de Tejidos de la Secretaría Distrital de Salud con procedimientos para piel, córneas y membrana amniótica, Corporación Banco de ojos de Colombia – Cobancol -, especializado en córneas, y la Fundación Cosme y Damián, dedicada a tejido óseo.
El Banco Distrital de Tejidos de la Secretaría de Salud con 5 años de trayectoria se consolida como el único banco público multipropósito del país, tiempo en el cual se ha favorecido el acceso a la población más vulnerable con requerimientos de trasplante.
La ley es importante porque además de garantizar la donación de órganos y tejidos rompe con un obstáculo y era que al fallecer una persona su familia podía negarse a permitir esa donación. Ahora será la persona en vida quien informe que no desea donar, en ausencia de esa decisión se convertirá en donante.
Lo esperable es que todos seamos donantes. Un dato que muestra lo importante y vital de esa decisión : Por cada donante de órganos o tejidos se pueden salvar hasta siete vidas de personas que están en lista de espera de una llamada que les devuelve la ilusión.