Atravesando un camino lleno de obstáculos llegará en breve al Concejo de Bogotá el proyecto del Plan de Ordenamiento Territorial del alcalde Peñalosa.
Para muchos resulta incomprensible que solamente cuando está a punto de terminar su cuatrienio, el alcalde Peñalosa lleve a consideración del cabildo distrital la que se considera es la carta de navegación de la ciudad para ordenar el suelo urbano y rural, con el fin de consolidar un modelo de ciudad en el largo plazo.
Aún más grave es que lo vaya a poner a consideración del Concejo, que tiene un plazo de 30 días para aprobarlo, improbarlo o simplemente no manifestarse, en plena etapa electoral cuando muchos de los concejales están más interesados en revalidar su curul que comprometerse en tema tan delicado.
Lo cierto es que obligados a discutir el proyecto, los concejales tendrán como punto de partida entre varios, dos hechos que debilitan el proyecto del POT: Por un lado el concepto negativo emitido por el Consejo Territorial de Planeación y la alerta de los pequeños y mediamos empresarios que consideran que como está planteado el proyecto se pone en serio riesgo las zonas industriales de la ciudad.
Si bien el concepto del Consejo Territorial de Planeación no obliga a la administración distrital a tener en cuenta sus recomendaciones era un paso obligado que debía dar el proyecto para poder luego presentarse ante el Concejo.
El Consejo Territorial de Planeación basó su concepto negativo fundamentalmente en llamar la atención sobre cómo el Distrito no tuvo en cuenta las proyecciones en términos de población en la ciudad de acuerdo con el DANE.
Carlos Roberto Pombo, presidente del Consejo Territorial de Planeación, con quien hablamos en BOGOTA AMPM precisó que para los próximos 12 años según cifras del DANE y estudios complementarios, el crecimiento de los hogares en Bogotá no va a superar los 280 mil y eso difiere sustancialmente de las cifras presentadas por la administración que hablan de 875 mil viviendas que se necesitan en la ciudad.
Agregó Pombo, que la Ley 388 establece con claridad que para determinar el suelo de expansión es necesario determinar las provisiones del crecimiento de la ciudad.
Precisó Pombo, que para pasar suelo rural a suelo urbano es necesario que haya precisión sobre el crecimiento en términos poblaciones de la ciudad. Lo que se pretende es que suelos de estratos uno, dos y tres se transformen a suelo de expansión lo que va en contravía de la norma, si no se trabaja con estimaciones reales del crecimiento de la población.
Otro sector que manifestó su serio rechazo al proyecto POT es el de los pequeños y medianos empresarios quienes en un comunicado expresaron su apoyo al concepto negativo emitido por el Consejo Territorial de Planeación frente al proyecto.
En el documento este gremio manifiesta que por el cambio de usos de suelo que traerían las Renovaciones Urbanas, nuevas troncales de Transmilenio, entre otras, se amenazaría la permanencia de las zonas industriales que existen en Bogotá desde hace décadas.
Agrega el comunicado de los pequeños y mediamos empresarios bogotanos que “De acuerdo a lo planteado en el POT, se puede concluir que la manufactura bogotana se vería desplazada por el modelo económico de las Estrategia de Especialización Inteligente que privilegia actividades que no generan empleo y valor agregado al mismo nivel que la manufactura, así como por el desincentivo que causa el apoyo únicamente a la economía naranja», asegura el comunicado”.
Lo cierto es que una primera decisión sobre el POT está en manos del Concejo una vez llegue el proyecto para su estudio, que se estima será la próxima semana.
Allí podrán optar por apoyarlo, rechazarlo o en últimas no pronunciarse, opción ésta última que abriría el camino para que el alcalde Peñalosa pudiera expedirlo por decreto.
Entre los concejales, algunos incluso de la comisión del Plan, existe la opinión de que la discusión debe darse porque lo obliga la norma pero que resultaría más beneficioso para la ciudad que el propio alcalde reconociera que estando en el final de su mandato, fuera conveniente que ese modelo de ciudad que debe proyectar el POT, tuviera el concurso de quien a partir del primero de enero, asuma las riendas de la ciudad.