Habló siempre en medio de casi inaudibles aplausos de quienes apoyan y gritos de quienes se oponen a la venta de ETB.
Enrique Peñalosa decidió no parar en su intervención y salir rápido de un cabildo abierto que sabía era incómodo pero no decisorio frente a lo que el Concejo de Bogotá ya aprobó: La enajenación de las acciones que el Distrito posee en la Empresa de Telecomunicaciones de Bogotá.
Peñalosa reiteró las obras sociales que pretende adelantar con los recursos que provengan de esa venta, le replicó a sus ruidosos contradictores en el cabildo que por fortuna no eran los que decidían sobre esa venta y se la jugó con sus electores diciendo que era ellos a quienes debía responder por sus actos porque fueron quienes votaron por él. Riesgoso en opinión de muchos que consideran que un alcalde está para unir y no terminar de polarizar la ciudad.
En su intervención replicó a quienes afirman que la plata de la ETB terminará en más troncales de Transmilenio y aseguró que no será así.
El alcalde siguió a la ofensiva frente a asitentes al cabildo que defienden la postura de la ETB debe seguir siendo patrimonio de la ciudad y reiteró el peligro de seguir invirtiéndole a una empresa, según él en riesgo financiero.
Peñalosa no ha desaprovechado escenario y hoy no fue distinto para evidenciar que parte de la responsabilidad de la venta de acciones de ETB está en el Concejo que la aprobó y ahí lanzó una puya a los que gritaban en el cabildo.
Lo que siguió fue la enumeración de las obras que Peñalosa asegura adelantará durante su gobierno con la plata de la venta de ETB. Tomar atenta nota y que en su balance final de alcaldía se reflejen es lo que mínimo exigen los bogotanos.
Peñalosa fue directo en argumentar porque se debe vender la empresa y abundó en su argumento y además de privilegiar la inversión social sobre la empresarial dijo a quienes deberá responder por esa venta.
Conocedor de lo rentable que en el mediano plazo resulta evidenciar obras de impacto Peñalosa no escondió la elección de ir por el camino de invertir los recursos de la venta de la ETB en áreas sociales que desde el punto de vista político resulta bien difícil para sus contradictores rebatir.