La movilización de más de 11 millones de colombianos ayer para expresarse en contra de la corrupción en las urnas resulta esperanzadora.
Otros 25 millones de compatriotas prefirieron quedarse en casa y dejar pasar la oportunidad de evidenciar un reclamo airado, contundente y significativo, contra tal vez el mayor mal que enfrenta el país y que perpetua desigualdades inaceptables.
Sin duda algunos miles nunca consideraron votar la consulta porque incidía negativamente en sus prácticas corruptas que no están dispuestos a abandonar.
La jornada de ayer muestra la existencia de varias Colombia en una. No de otra manera puede explicarse que precisamente haya sido el conjunto de departamentos con mas alto riesgo de conductas corruptas, donde se haya registrado la más baja participación en la consulta anticorrupción.
Y por otro lado esa otra parte de la nación cuyo caudal de votación permitió que individualmente cada una de las preguntas superara su umbral, aunque el global dejara a menos de 500 mil votos la posibilidad que cobrara fuerza legal.
Una anotación sobre nuestro escenario permanente de trabajo: Bogotá. Más del 45% de capitalinos aptos para votar salieron y lo hicieron, muestra inequívoca que la capital no le falla a convocatorias con las que se quieren abrir hitos en la vida de la nación. Si por Bogotá fuera la consulta habría triunfado y se habría convertido en mandato.
La capital además le aportó el mayor número de votos a la consulta casi la quinta parte de la votación total, hablamos de 2 millones 620 mil votos.
Bogotá mostró que no es permeable a intenciones desinformadoras, de quienes en un principio dijeron apoyarla y luego tomaron distancia frente a la consulta.
Quedaron advertidos funcionarios y autoridades públicas que abusan de su poder e influencia y deciden que los recursos públicos deben terminar en sus bolsillos, quedaron advertidos también aquellos particulares que en connivencia con los empleados nacionales, meten mano en recursos sagrados como son los públicos.
Hay un colectivo de colombianos vigilante, para que lo que ayer no alcanzó el umbral por muy pocos votos, obligue a quienes corresponde hacerlo realidad.