Sobre la medianoche del martes, cerca de 2.000 indígenas Emberá arribaron a la capital del país provenientes del departamento de Risaralda. Manifestaron su inconformidad con el Gobierno Nacional debido al incumplimiento de los acuerdos firmados hace unas semanas para mejorar las condiciones de vivienda, educación, nutrición y acceso a la tierra en sus territorios.
La comunidad expresó su preocupación por la muerte de 38 niños indígenas a causa de la desnutrición durante este año. Esta cifra se suma a las 78 muertes de menores de edad registradas en 2023.
El grupo instaló carpas en las afueras de la Agencia Nacional de Tierras, ubicada en la zona del Centro Administrativo Nacional (CAN), y anunció que permanecerán allí hasta que se establezca un diálogo con el Gobierno Nacional para abordar y verificar sus exigencias.
Con el objetivo de evitar que este grupo regrese al Parque Nacional, que actualmente se encuentra en proceso de mantenimiento, el Distrito implementó un dispositivo de seguridad para restringir el ingreso al lugar.
Fuerte crítica de Galán al Gobierno Nacional
El alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, responsabilizó al Gobierno Nacional por la llegada de este grupo de indígenas Emberá a la ciudad.
“Llegaron alrededor de 2.000 nuevos indígenas Emberá y quiero aprovechar este espacio para reiterar mi llamado al Gobierno Nacional. Hace unas semanas nos informaron que no habría más esfuerzos de retorno este año, pero consideramos fundamental reactivar ese proceso”, señaló el alcalde.
Galán enfatizó que, si bien Bogotá ha sido un espacio de apoyo para las víctimas del conflicto armado, es imprescindible que el Gobierno Nacional garantice las condiciones necesarias para que estas comunidades puedan regresar y permanecer en sus territorios de manera digna.
“Bogotá ha ayudado y seguirá ayudando. Hemos cumplido con nuestro compromiso con la paz y seguiremos trabajando en ello, pero este no es un desafío que podamos asumir solos; es y seguirá siendo responsabilidad del Estado”, añadió Galán.
El mandatario también destacó que muchos de estos indígenas viven en condiciones precarias en la ciudad, mientras esperan soluciones definitivas que les permitan retornar a sus tierras o acceder a programas de reasentamiento dignos.
Para Galán, Bogotá continuará siendo un refugio para quienes han sufrido la violencia, pero insistió en la necesidad de una acción coordinada a nivel nacional para resolver esta problemática de manera estructural.