Ayer fue de esos días en que el alcalde Peñalosa no hizo lo que políticamente es correcto. Es más. Se fue de boca y mano con dos temas muy sensibles para los ciudadanos. El Metro y la Reserva Thomas Van der Hammen.
Sobre el primero escogió la peor frase que pudo encontrar para defender el metro elevado en el que está empeñado.
Quienes lo escucharon pudieron experimentar varias sensaciones, todas reforzando la imagen soberbia y porque no decirlo clasista que el burgomaestre carga y que lo aleja del querer de comunidades que paradójicamente, no en pocas ocasiones se ven beneficiadas con algunos de sus programas.
La frase fue: “A los ciudadanos les parece muy sexy el metro subterráneo porque no lo han usado. Pero cuando ya tienen que meterse bajo tierra como una rata todos los días, en unos túneles que huelen a orines con mucha frecuencia». Fin de la cita.
Decir que no hay nadie en la ciudad que se haya subido a un metro subterráneo resulta ofensivo y pretender un símil con las ratas todavía más y no le queda bien a un alcalde decirlo.
No sé si actualizaron una frase dicha en un evento de la Secretaría de Integración Social hace unos días o en verdad lo dijo luego de la polémica declaración a la que hago referencia: No sabemos hablar pero sí gobernar, expresó palabras más, palabras menos.
De cualquier manera actualizada o no, el hecho de que ayer se haya aludido a esa limitación del alcalde para saber decir las cosas, pretendió justificar la que a todas las luces fue una mala salida.
Es conocido que la ciudad está polarizada frente al tema del metro. Un sector político, viudo de poder, pretende que se haga lo que no fue capaz de asegurar en su gobierno, el metro subterráneo. El actual contra su propio parecer de un metro para la ciudad debió aceptar que es una exigencia pero optó por el elevado.
Si Peñalosa sabe y conoce de esa polarización, el buen juicio aconseja que debe concentrar su trabajo en defender el metro elevado lejano a posturas desafiantes unas veces u ofensivas otras.
Para completar el día los ambientalistas encontraron otro caballito de batalla para enfatizar ante la ciudadanía, el interés de Peñalosa de acabar, según ellos, con la Reserva Thomas Van der Hammen que conocido es se convirtió en otro tema de pulso del alcalde con sus contradictores.
Resolvieron desde la Alcaldía desmontar una valla ubicada a la entrada de la Reserva por considerar que es ilegal. Y ahí fue Troya. Se revivieron las consignas y argumentos de quienes de tiempo atrás denuncian que lo que pretende hacer Peñalosa en la Reserva no es más que un crimen ambiental en beneficio de un interés urbanizador.
No resulta demasiado difícil pronosticar que estos hechos le sirven de alimento propagandístico a quienes por estos días recogen firmas para impulsar el proceso revocatorio del mandato de Peñalosa.
La reflexión que genera todo lo expuesto es que la ciudad se está concentrando en discusiones sin duda importantes pero al final son eso discusiones, que mientras se definen no pueden convertirse en obstáculo para hacer cosas desde el gobierno.
Acuño otra frase dicha por Peñalosa en su campaña para la Alcaldía: “Hablar es fácil, lo difícil es hacer», pues a hacer honor de ella, señor Alcalde. Hablar menos y hacer más porque de paso puede ser el camino para quitarle argumentos a quienes buscan sacarlo de la alcaldía.