Bogotá y el nuevo esquema de recolección de basuras

Bogotá está frente a un reto que aún mira de reojo. La necesidad de buscar en el inmediato futuro un lugar donde disponer las  6.500  toneladas de residuos que genera diariamente. El denominado Relleno Sanitario Doña Juana tiene una vida útil máximo de 5 años, como lo señaló recientemente la CAR.

Esa realidad pone a las autoridades y los ciudadanos en un punto de no retorno frente a la práctica juiciosa del reciclaje. Las primeras generando un esquema que lo facilite y sea efectivo y los segundos asumiendo esa  responsabilidad de separar en la fuente.

El efecto es contundente. No impactar el actual relleno o el futuro de residuos que nunca deben llegar ahí y generar un proceso de explotación de lo reciclable que posibilite que quienes se dedican a esta labor (recicladores), puedan aportarle a la ciudad y generar su sustento de esa actividad.

Ayer y después de seis años de infructuosos intentos de hacerla realidad, la La Comisión Reguladora de Agua Potable aprobó la propuesta de la Alcaldía de Bogotá para abrir la licitación del nuevo esquema de aseo con áreas exclusivas.

La decisión abre la puerta para que se pueda ordenar un cronograma que permita llevar a buen puerto una licitación que deberá terminar con la contratación de operadores que asuman la recolección de residuos en la ciudad.

Sin embargo su labor deberá además de reducir los residuos que llegan al relleno sanitario, propender porque se aproveche todo el material reciclable con el impacto ecológico positivo que esto tendrá para la ciudad.

Deberá el esquema que se adopte garantizar cobertura total de la ciudad,  innovación tecnológica e incentivos para que los operadores inviertan y mejoren la calidad en el servicio.

Los operadores serán responsables también de limpiar zonas públicas, borrar grafitis, recoger llantas, quitar pendones, levantar cambuches y modernizar el mobiliario de cestas y canecas para la ciudad.

Es mucha la basura que ha tenido que disponer la ciudad en los últimos 24 años cuando decidió entregar esa responsabilidad a privados luego de la liquidación de la Empresa Distrital de Servicios Públicos en 1993.

Habrá quienes siguen mirando con ojos desconfiados la labor de los operadores que asumieron ese trabajo pero la realidad es que la recolección de residuos sólidos mejoró ostensiblemente cuando dejó de ser una labor estatal. Se reforzó el argumento aquel de que el estado no debe asumir ni liderar actividades para las que no está preparado y que en cambio debe generar los protocolos que le faciliten asegurar que quienes como privados los asuman, cumplan con sus deberes.

Se espera que a principios del año entrante se empiecen a ejecutar los contratos que surjan de la licitación que se desarrolle en el segundo semestre de este año y que está calculada en  5 billones de pesos, dineros que deberán asegurarse vía el cobro de tarifas a los usuarios.

El nuevo modelo de aseo replicará en todo caso el esquema de las Áreas de Servicio Exclusivo así:

Zona 1: San Cristóbal, Usaquén, Chapinero, Candelaria, Usme y Sumapaz

Zona 2: Ciudad Bolívar, Puente Aranda, Tunjuelito, Antonio Nariño, Mártires, Teusaquillo y Bosa

Zona 3: Kennedy, Fontibón

Zona 4: Engativá y Barrios Unidos

Zona 5: Suba

La adopción del nuevo esquema significará el desmonte del que implantó Gustavo Petro y que de todas maneras era transitorio.

Desde ya se espera que los operadores que actualmente realizan la recolección de residuos sólidos participen en el proceso licitatorio y hagan valer su experiencia en esta labor.

Cosa distinta será la participación de Aguas Bogotá, la empresa que nació de las entrañas de la Empresa de Acueducto por orden de Petro y que actualmente realiza la recolección de residuos sólidos en el 52% de la ciudad.

Si bien aún no se ha descartado que no participe en el proceso licitatorio es evidente que corre el riesgo de no hacerlo, en virtud a declaraciones del actual alcalde Enrique Peñalosa, que no ha escondido su posición frente a que la empresa abandone ese trabajo, entre otras razones por la grave situación financiera que enfrenta.

Han pasado casi 7 años desde que se vencieron los contratos de concesión con las cuatro firmas que prestaban el servicio en la ciudad, Aseo Capital, Ciudad Limpia, Atesa y Lime.

La ciudad tuvo el infortunio que fuera en la tristemente célebre alcaldía de Samuel Moreno, años 2010, que se abriera la nueva licitación, cosa que no ocurrió porque la Corte Constitucional tumbó el proceso ya que desconocía la inclusión de los recicladores.

Dos años después Gustavo Petro decidió no prorrogar los contratos con los privados y metió a la ciudad en un escenario que originó una crisis sin precedentes en la recolección, creando a las carreras Aguas Bogotá para que se responsabilizara de ese oficio.

El fracaso no era difícil de pronosticar y entonces Petro tuvo que renegociar los contratos con tres de los cuatro operadores.

En diciembre de 2013 fue destituido Petro por la Procuraduría de Alejandro Ordoñez quien respaldó su decisión en el caos que el alcalde generó en la recolección de basuras.

En septiembre de 2014 un nuevo actor, la Superintendencia de Servicios Públicos ordenó que se retornara a las áreas de servicio exclusivo a través de una licitación y que se asegurara la participación de los recicladores en el proceso.

Finalmente en junio del año pasado la Alcaldía de Enrique Peñalosa presentó ante la Comisión Reguladora de Agua Potable y Saneamiento Básico su propuesta de nuevo esquema de recolección de residuos sólidos.

Esa propuesta fue a la que finalmente ayer esa Comisión le dio vía libre.

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