La entrega de cientos de ventiladores por parte del Gobierno Nacional al Distrito en los últimos días, representó una la luz de esperanza para los bogotanos en un mar de incertidumbre y temor ante el aumente incontrolable de la curva de contagios por el Covid-19 y el alto porcentaje de ocupación de las unidades de cuidado intensivo.
Sin embargo, el panorama esperanzador se ha desvanecido en las últimas horas. La secretaría de salud, en uno de los procesos rutinarios de visitas a instituciones, redujo 33 camas de unidades de cuidados intensivos, al identificar de dos IPS no cuentan con el talento humano suficiente para operar estas unidades, generando que el porcentaje de ocupación de UCI en la ciudad aumentara al 77.4%.
Según Manuel González, Subsecretario de servicios de salud y aseguramiento, el indicador de la ocupación de las UCI en la ciudad subió no por aumento de pacientes, sino por la situación extraordinaria que se presentó en estas dos IPS.
Frente a la posibilidad de decretar un estado de alerta roja el Subsecretario aseguró que la decisión recae en el monitoreo constante a los niveles de ocupación y de acuerdo con la proyección de la instalación de unidades de cuidaos intensivos en los próximos días.
“El crecimiento del indicador es temporal y se prevé que cambie con las adecuaciones que se están realizando desde ayer con los ventiladores que empezaron a llegar donados por el Gobierno Nacional”, aseguró el doctor Manuel González.
De acuerdo a este panorama dialogamos en Bogotá AMPM con Maribel Arrieta, Médica Anestesióloga, Epidemióloga de la Universidad El Bosque y presidente del sindicato de anestesiólogos de Bogotá y Cundinamarca, sobre las implicaciones y todo lo que se requiere para el funcionamiento de una unidad de cuidados intensivos.
Según la galena, las escenas dramáticas de otros países en dónde se desbordaron las unidades de cuidados intensivos para atender a miles de pacientes con Covid -19, muchos de los cuales murieron por insuficiencia respiratoria, generó la sensación en la mente de las personas que los ventiladores de las unidades son la salvación, desconociendo todo un conjunto de factores que deben ser tenidos en cuenta para atender a los pacientes.
“Frente a los altos niveles de contagio, colegas de otros países se vieron en la perentoria necesidad de decidir qué paciente en insuficiencia respiratoria iba a una unidad de cuidado intensivo y cuál no, eso generó un panorama poco alentador”, manifestó la doctora Arrieta.
Para la especialista ese contexto ha llevado a omitir que lo más importante para salvar vidas, frente a este tipo de enfermedades como el Covid-19, es la parte preventiva, implementar las estrategias necesarias para evitar que los pacientes lleguen a necesitar ventilación mecánica en una unidad de cuidados intensivos.
Además, afirma que con la llegada de los ventiladores no se asegura la puesta en marcha de nuevas unidades de cuidados intensivos, que requieren de otros elementos y del personal capacitado para operarlos.
“Una unidad de cuidados intensivos requiere de monitores especializados para hacer una vigilancia continua de los signos vitales del paciente, un ventilador, bombas de infusión y para su operación se requiere de la atención con personal capacitado, una auxiliar de enfermería especializada de cuidado intensivos, una enfermera jefe especializada en cuidado intensivo, un intensivista y un terapista respiratorio”, explicó la Médica Anestesióloga.