Tras verificar las condiciones en las que se encuentran las personas privadas de la libertad en estaciones de policía, Unidades de Reacción Inmediata (URI) y en la Cárcel La Picota, la Procuraduría General de la Nación alertó múltiples inconsistencias en el trato de esta población.
Según el órgano de control, se identificó el estado denigrante e inhumano en el que se encuentran los centros reclusorios de la ciudad, en el que la mayoría de los detenidos duermen en lugares improvisados con colchonetas, hamacas u otros artículos. Además, de la insuficiencia de baterías sanitarias para la totalidad de las personas recluidas.
También se evidenció que el servicio de alimentación es entregado en cantidades insuficientes y algunos alimentos se entregan en avanzado estado de descomposición, representando un riesgo para la salud de los privados de la libertad.
Se encontró que el acceso al sistema de salud es precario e insuficiente para los reclusos, sin posibilidad de acceder a los medicamentos y los tratamientos, sumándose a las condiciones insalubres que se exponen a diario, contagiándose de enfermedades como tuberculosis y leptospirosis.
La Procuraduría confirmó una falta de acompañamiento y capacitación de los guardias de los reclusos, que están expuestos a ataques, enfermedades, desgaste físico y psicológico, y asumen responsabilidades ajenas a lo que se establece por la ley como suministrar medicamentos y asegurar el acceso a las audiencias.